Proyectos y manejo hacia la implementación de la metodología Agile

Una empresa u organización exitosa orientada a proyectos normalmente dispone de una Oficina de Proyectos responsable por establecer las normas, políticas, procedimientos, procesos, estructuras, patrones y metodologías que son aplicados durante el ciclo de vida de dichos proyectos. Estas empresas y organizaciones han creado y fortalecido con el transcurrir del tiempo una “Cultura de Proyectos” alineadas con la metodología empleada durante la iniciación, planificación, ejecución, control y monitoreo, y cierre de los proyectos.
Cambiar una organización de proyectos orientada al uso de la metodología Waterfall hacia una organización orientada al uso de las Metodologías Agile, Scrum, etc requiere de tiempo y dedicación, no es tan simple como parece porque requiere adecuar los procesos, estructura, gente y cultura hacia un nuevo enfoque de proyectos.
Aquí el “talón de Aquiles” se presenta con el cambio cultural y la formación de los Equipos de Proyectos. Es todo un cambio de paradigma ir de Equipos Dirigidos hacia Equipos Auto-dirigidos, Auto-regulados.
La formación de Equipos Auto-dirigidos requiere de la madurez y compromiso individual y colectivo que se logra a través de la interacción continua, manejo de emociones, orientados al trabajo en equipo, liderazgo y orientación al logro, a los resultados.
Durante este proceso de transición el equipo debe construir relaciones de confianza y amistad entre sus miembros, debe crearse un ambiente fraterno que rompa las barreras de comunicación para que el equipo acepte cada individualidad y se abra a cooperar para el logro de los objetivos del proyecto.
En este acompañamiento la Oficina de Proyectos juega un rol fundamental porque son los llamados a manejar el proceso de transición y cambio, es la responsable por el “coaching” de los equipos junto con los “Scrum Masters” o maestros Scrum.
Recuerden que existen individuos que requieren poca o nada de supervisión, capaces de producir resultados de calidad con muy poca supervisión; pero también hay otros que requieren más atención y supervisión para finalizar las tareas. Además, recordemos que los “Sprint” son ciclos cortos (dos o cuatro semanas) para producir los entregables y resultados. Si no hay cohesión en los equipos de trabajo se dificulta el logro de los objetivos y entregables comprometidos por los proyectos.

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¿Cómo hacer que tu empresa tenga mayor agilidad?

Vivimos en un mundo que se mueve muy rápido. Los expertos dicen que se trata de un entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo, el famoso mundo VUCA, por las siglas de estas características en inglés.
Este verano contábamos que el 40% de los CEO creen que sus empresas no serán viables en una década si no cambian de rumbo a tiempo.
Ante tal panorama, no nos queda más remedio que desarrollar nuestra agilidad para adaptarnos. Y esto nos afecta a todos, tanto a los individuos como a empresas o las instituciones. Sin embargo, no siempre es fácil.
Según el estudio ‘The Business Agility Report’, elaborado por Business Agility Institute, apenas el 30% de las organizaciones a nivel mundial dicen tener una alta tasa de madurez en agilidad empresarial.
Metodologías para impulsar la agilidad
Esta evolución se debe a la paulatina adopción de metodologías ágiles por parte de muchas empresas en los últimos años.
Las metodologías ágiles se basan en un enfoque iterativo e incremental, enfatizando la división del proyecto y su evolución en iteraciones o incrementos más pequeños, lo que permite comentarios y ajustes frecuentes.
Además, estas metodologías priorizan la colaboración con el cliente a lo largo del ciclo de vida del proyecto.
Otro aspecto importante es que Agile promueve la formación de equipos transversales y multifuncionales, conformados por personas con diversas habilidades y experiencia que trabajan en diferentes áreas de la organización.
Estas metodologías ágiles permiten a los equipos autorganizarse, dándoles la posibilidad de determinar la mejor manera de lograr sus objetivos.
Asimismo, promueven una cultura de mejora continua, donde los equipos reflexionan regularmente sobre sus procesos, desempeño y resultados.
Igualmente, las metodologías ágiles suelen adoptar técnicas de timeboxing, como iteraciones o sprints de duración fija. Esto crea una sensación de urgencia, enfoque y previsibilidad, a la par que facilita un ritmo de entrega, promueve ciclos de retroalimentación más rápidos y ayuda a administrar las expectativas.

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Metodologías de trabajo ágiles: cómo organizarse ante los nuevos y cambiantes retos laborales

Nos encontramos en un periodo de la historia de la humanidad en el que los cambios son constantes. Dominar una materia, una profesión o una herramienta nos da poco margen de tranquilidad ya que, en muy poco tiempo, todo evoluciona. Podemos tener metodologías de trabajo que nos han funcionado en el pasado pero que sin embargo se han quedado obsoletas para desarrollar nuevos proyectos.
Esto provoca que sea necesaria una actualización constante, y que el tradicional método científico del ensayo y el error sea poco eficaz en este panorama. Ante este reto, son muchos los intentos que buscan encontrar metodologías que faciliten el trabajo. Así surge el concepto de metodologías ágiles, herramientas que fomentan la flexibilidad.
Entendemos el concepto de metodología ágil como una forma de desarrollo de proyectos caracterizada por un seguimiento continuo, flexible y periódico del trabajo.
Frente a una metodología clásica en la que se revisa el proyecto una vez entregado o finalizado, las metodologías de trabajo ágiles subdividen el proyecto en pequeñas etapas o sprints, tras los que el equipo se reúne y reflexiona sobre cómo ha evolucionado el trabajo. Esto permite un análisis más completo del avance del proyecto, además de una retroalimentación más frecuente y enriquecedora de las partes interesadas.
Las metodologías de trabajo ágiles se basan en 12 principios definidos por desarrolladores de software en el Agile manifesto.
1.Aumentar la satisfacción de los clientes mediante entregas continuas y tempranas.
2.Aceptar el cambio: la agilidad es la bandera de estas herramientas. Ver el cambio como una oportunidad para demostrar la flexibilidad de la metodología.
3.Hacer entregas valiosas de forma frecuente es una forma de fidelizar al cliente.
4.La colaboración es la llave maestra de la metodología. Se deben superar los proyectos individuales y buscar el trabajo en equipo como piedra angular de la agilidad.
5.Motivación. El equipo de trabajo es el motor de la metodología ágil, por ello, el combustible del proyecto debe ser la motivación individual orientada al bien común.
6.La mejor herramienta de comunicación es el contacto personal.
7.La entrega de productos en funcionamiento es prioritaria.
8.Ritmo de trabajo constante. Aunque se realizan cambios en la velocidad, se debe buscar constancia en el proyecto.
9.Búsqueda de la excelencia. Los estándares de calidad marcan un código de conducta.
10.Simplicidad. Intentar no complicar las tareas, los productos o las interacciones.
11.Autonomía. Asumir la responsabilidad de nuestros actos provoca un mayor cuidado sobre los resultados entregados.
12.Reflexión. Una de las claves. Analizar qué hemos conseguido y por qué lo hemos conseguido es necesario para reforzar los aciertos y minimizar los errores.

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